“¿Ya te pasó que pediste un viaje y el conductor te lo rechazó?” La pregunta se repite como una queja constante en grupos de WhatsApp, redes sociales y conversaciones cotidianas en Encarnación y Cambyretã.
- 28/11/2025
- Por Edicion Prensa
Pero detrás del reclamo hay un trasfondo que encendió la discusión pública: ¿los conductores están protegiendo su seguridad o se está estigmatizando a barrios enteros?
Para despejar el panorama, nuestro medio entrevistó a David Silvera, presidente de la Asociación de Conductores de Plataformas de Viajes de Encarnación, quien confirmó que el rechazo recurrente de viajes responde a una realidad inquietante: la creciente alerta de zonas consideradas peligrosas, conocidas como “zonas rojas”, información que incluso ya aparece dentro de la app utilizada por los conductores.
“Ya depende de cada conductor ingresar o no hasta esos sectores”, explicó Silvera, dejando en claro que el sistema no obliga a aceptar viajes en barrios donde la propia aplicación advierte riesgos.
Esta revelación no tardó en generar reacciones divididas: mientras algunos usuarios aseguran que se sienten “vetados por vivir en ciertos barrios”, los conductores defendieron que se trata de una decisión basada en la preservación de la integridad física.
Silvera planteó como alternativa más urgente el trabajo coordinado entre conductores, comisarías y comisiones vecinales, con el objetivo de crear un sistema de respaldo que garantice seguridad para los choferes y confianza para quienes usan el servicio.
“Queremos salvar nuestra integridad, pero también que los usuarios estén conformes con nuestro trabajo”, sostuvo, marcando la línea fina entre prestar el servicio y exponerse a situaciones que, según su gremio, se multiplicaron durante los últimos meses.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. El presidente también reconoció que rechazar demasiados viajes en zonas rojas puede traer sanciones dentro de la app, lo que coloca a conductores en una encrucijada: aceptar y arriesgarse o rechazar y ser penalizados por el propio sistema.
Las declaraciones del representante del sector reavivan un dilema social que incomoda y reclama una conversación más profunda:
¿Es correcto que las apps marquen a los barrios como peligrosos?
¿Se protege la seguridad o se promueve la discriminación territorial?
¿Por qué los conductores no sienten suficiente respaldo para ingresar a esas zonas?
¿Debe el Estado intervenir o es un problema que debe resolver la misma plataforma?
Hoy, la ciudad se divide entre quienes sienten que la seguridad está primero y quienes afirman que encender alertas contra barrios específicos solo refuerza estereotipos y desigualdades. Lo cierto es que el debate ya está en la calle... y en cada viaje rechazado.